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Imagen creada con Midjourney a partir de la descripción ‘el Capitolio estadounidense está construido en legos con los colores azul y blanco, arte digital’
🇮🇱 Intereses comprados
Lo importante. Las acometidas de Israel contra la Franja de Gaza estas semanas se han saldado con miles de gazatíes asesinados. Pese a las denuncias internacionales, el país mediterráneo ha podido seguir contando con un aliado infalible: Estados Unidos. ¿Por qué?
Las cuestiones geopolíticas y los intereses económicos son un punto determinante en el favor que Estados Unidos le ha debido a Israel desde hace 75 años.
Pero también es necesario poner focos en el lobby israelí, grupos de presión pro-Israel que acumulan un historial determinante en la influencia política estadounidense.
⚠️ Importante: es posible que hayas leído en muchas ocasiones acerca del lobby judío, pero esa terminología responde a estereotipos antisemitas que no tienen cabida en esta newsletter. Por tanto, preferimos el concepto lobby israelí porque es más cercano a la realidad: grupos de presión que invierten recursos y esfuerzos en defender los intereses del estado de Israel en Estados Unidos.
Contexto. Organizaciones como el Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí (AIPAC) llevan décadas labrándose la afinidad de políticos a lo largo de todo el espectro ideológico estadounidense.
Su objetivo: la defensa de los intereses israelíes en forma de compañerismo diplomático en Naciones Unidas, donde Estados Unidos (casi) siempre ha defendido a Israel con su poder de veto, o de ayudas militares, en forma de financiación para la compra de armamento.
Sus formas: la presencia de equipos en Washington para moldear legislación a su favor, las campañas de propaganda para lograr opiniones favorables hacia Israel o las contribuciones económicas a campañas políticas en defensa o ataque de candidatos afines o antagónicos.
Explícamelo. Tras el ataque terrorista de Hamás a Israel del 7 de octubre, AIPAC y otros grupos y figuras afines han dado cuenta de sus logros. El apoyo a Israel por parte de los representantes políticos de Washington D.C. ha sido casi unánime.
«El 95 por ciento de congresistas y senadores de ambos partidos han publicado comunicados expresando solidaridad con Israel», dijo el portavoz de AIPAC Marshall Wittmann hace un par de semanas.
Solo un pequeño reducto de congresistas demócratas progresistas ha dado a conocer su oposición tajante a las represalias de Israel sobre la Franja de Gaza.
¿Pero cómo han logrado AIPAC y otros grupos semejante apoyo entre la clase política estadounidense? En esta newsletter, exploramos sus iniciativas de presión a través de los dos grandes partidos del país.
🐘 Los republicanos
El Partido Republicano ha conseguido destacar especialmente por su postura proisraelí en las últimas décadas. ¿Pero por qué los republicanos defienden tanto el Estado de Israel?
Algunos analistas identifican dos factores fundamentales en la consolidación de esta postura como uno de los valores conservadores elementales: el ascenso de la derecha religiosa y la influencia del neoconservadurismo.
La religión. Un importante núcleo de evangélicos protestantes¹ empezó a ascender en las filas del Partido Republicano a partir de los años 70.
Las convicciones religiosas de estos grupos los inclinan a adoptar una postura fuertemente proisraelí, codificada en términos casi exclusivamente religiosos: «Gaza y Cisjordania son judías por derecho divino».
Es decir, que la defensa de Israel se fue consolidando como parte de la plataforma de valores del Partido Republicano en la medida en que creció el activismo político de los evangélicos.
Los comunistas. La defensa de Israel también cosechó apoyos del neoconservadurismo que dominó la política conservadora del presidente Ronald Reagan. Originalmente, Israel era concebido como parte fundamental de la lucha global contra el comunismo totalitario y sus aliados árabes.
Después de la Guerra Fría, la lógica estratégica anticomunista de apoyo a Israel fue reemplazada por la cruzada mesiánica en la que se embarcó Estados Unidos para promover regímenes democráticos en todo el mundo.
En ese contexto, Israel, «la única democracia en Oriente Medio», se convirtió en un aliado valioso que permitió a los republicanos con objetivos anticomunistas consolidar apoyos con la corriente evangélica del partido.
11-S. Esta visión terminó de consolidarse después de los ataques del 11 de septiembre. La lucha contra el terrorismo se convirtió en una bandera identitaria de los estadounidenses que los republicanos conservadores equipararon con la lucha que libraba Israel contra la segunda intifada palestina.
De esta forma, ser proisraelí pasó a entenderse como parte de ser duro con el terrorismo, que en sí mismo era un valor conservador central.
Así, a medida que el Partido Republicano se volvió más conservador durante los años de George W. Bush y Barack Obama, también se volvió más proisraelí.
Según una encuesta de Pew Research Center del año pasado, la mayoría de los estadounidenses (55 por ciento) tiene una opinión favorable de Israel.
No obstante, Pew Research identifica una marcada brecha entre el apoyo dentro del Partido Republicano (71 por ciento) y el Partido Demócrata (44 por ciento).
America First. Sin embargo, el nacionalismo económico también ha dado pie a la entrada de políticos republicanos más dados a que los recursos económicos del país se inviertan dentro de sus fronteras y no en causas externas como la israelí.
El liderazgo del expresidente Donald Trump alejó al Partido Republicano de sus históricos baluartes de política exterior contundente. Los llamados halcones pasaron a ser RINOs.
Y según datos de AP VoteCast, el 56 por ciento de los votantes republicanos opinan que Estados Unidos debería adoptar un papel menos activo en asuntos globales.
Y aunque es cierto que Trump hizo mucho por la causa israelí en política exterior, se centró más en apoyos diplomáticos como vetos en la ONU o los Acuerdos de Abraham para el restablecimiento de relaciones entre Israel y varios países árabes.
Primarias republicanas. Como resultado, los actuales referentes republicanos no tienen una postura homogénea sobre lo que debería hacer Estados Unidos en el contexto de los ataques de Hamás.
De un lado, se encuentran figuras como Nikki Haley, que abogan por sostener la visión más tradicionalista de intervencionismo estadounidense.
Haley aboga por promover una respuesta agresiva con los enemigos de Israel, poner fin a Hamás y aplicar sanciones contra Irán.
Del otro, hay republicanos más aislacionistas como Ron DeSantis y Vivek Ramaswamy, que defienden un enfoque más cauto bajo el lema «Estados Unidos primero».
Ambos consideran que la intervención militar estadounidense probablemente no sea necesaria y que Estados Unidos debe priorizar el bienestar de sus ciudadanos.
🫏 Los demócratas
Pese a que los votantes demócratas son menos proisraelíes que los republicanos, el apoyo a Israel es uno de esos reductos bipartidistas que sigue manteniendo el estatus de política de Estado. El Partido Demócrata tiene también una larga historia de apoyo a la causa del Estado israelí.
Según Pew Research Center, 7 de cada 10 estadounidenses de origen judío se declaran cercanos al Partido Demócrata, una distribución que se ha mantenido más o menos estable en las últimas dos décadas.
Aunque es un error pensar en este grupo judío como inequívocamente proisraelí, cerca de un 60 por ciento se siente conectado a Israel de alguna manera y considera tener cosas en común con los judíos israelíes.
Eso sí, la percepción de esos vínculos es menos frecuentes entre los más jóvenes: solo de un 48 por ciento entre los menores de 30 años.
AOC y cía. En los últimos años, algunos demócratas se han mostrado más escépticos sobre un apoyo incondicional a Israel. Palabras en otro tiempo impronunciables por los congresistas como apartheid, ocupación o simplemente Palestina se han puesto encima de la mesa por representantes del ala más progresista, como Alexandra Ocasio-Cortez, Ilhan Omar y Rashida Tlaib.
Algunos analistas han sugerido que causas sociales de las minorías, como el Black Lives Matter o las políticas migratorias, han creado un sentimiento de solidaridad con Palestina, mientras otros discuten que es una analogía equivocada.
Pero aunque el ala izquierda de los demócratas acapara más titulares, otros senadores o representantes más moderados también se han mostrado más críticos estos últimos dos años.
Es el caso del senador Robert Menendez o el congresista Gregory Meeks, ambos fervientes defensores de Israel, pero críticos con la campaña en Gaza de 2021.
El apoyo demócrata a Israel no está en cuestión ahora mismo, y menos con un Biden que en su medio siglo de carrera política ha sido un gran aliado de Israel. Sin embargo, la posición no es tan acrítica como la del Partido Republicano: el apoyo parece menos incondicional.
De hecho, en los últimos días se ha percibido un cambio de postura por parte de la administración Biden en lo que refiere a la invasión terrestre de Israel sobre la Franja de Gaza.
Queda por ver si Biden termina por ser más contundente con su aliado dadas las imágenes de civiles asesinados conforme Israel continúa su invasión terrestre sobre la Franja.
💡 La idea
El poder del lobby. En la política estadounidense, cuando hablamos del apoyo partidista a una u otra causa, no podemos obviar la influencia de los lobbies. Y en el caso de los grupos de presión proisraelíes, es importante analizar su influencia con precaución para no caer en simplificaciones.
Las diferentes organizaciones sin ánimo de lucro que se declaran proisraelíes conforman el lobby más potente e influyente de Estados Unidos sobre política exterior, según el portal Open Secrets.
A ese lobby se le atribuyen logros como la presión para lograr el traslado de la embajada estadounidense desde Tel-Aviv a Jerusalén por parte de la administración Trump.
En la actualidad, el lobby israelí tiene una influencia importante en la política estadounidense a través de los comités de acción política (en concreto, las Super PAC) que muchas veces financian y apoyan públicamente las campañas electorales de candidatos afines a sus ideales.
El mayor grupo de presión pro-Israel es AIPAC, cuyo criterio de financiación de campañas electorales con la Super PAC que fundaron en 2021 se limita exclusivamente al apoyo que los candidatos ofrecen a Israel.
Con esta lógica, la organización ha respaldado a decenas de candidatos republicanos abiertamente racistas, homófobos, supremacistas y conspiranoicos que prometieron defender a Israel frente a las críticas por su opresión al pueblo palestino.
AIPAC incluso ha justificado su respaldo a más de 100 republicanos que se negaron a certificar la victoria electoral de Joe Biden en 2020 e intentaron bloquear su confirmación como presidente, argumentando que el apoyo a la causa israelí prevalece sobre cualquier otra consideración.
«Lo único que garantiza la capacidad de Israel para defenderse es el apoyo duradero de Estados Unidos. Cuando lanzamos nuestro comité de acción política [en 2021], decidimos que basaríamos las decisiones sobre las contribuciones políticas en una sola cosa: si un candidato político apoya la relación entre Estados Unidos e Israel. No sobre ningún otro tema, sólo éste», aseguró el grupo en un comunicado del año pasado.
Pero espera. Existe una diferencia considerable de aportaciones entre uno y otro partido, siendo el Partido Demócrata mucho más apoyado económicamente por estos grupo proisraelíes: aproximadamente el doble en el ciclo electoral 2021-2022. Pero esa influencia es diversa y tiene matices:
Por un lado, el mencionado y bipartidista AIPAC es el lobby que más dinero gasta. En 2022, invirtió más de 22 millones de dólares a través de su Super PAC, pero no necesariamente siempre en apoyo de cualquier candidato.
De hecho, el proyecto de esa PAC era financiar campañas contra los candidatos más progresistas en las primarias demócratas de varios distritos azules en 2022.
Es decir, querían tumbar candidaturas de políticos progresistas pro-Palestina o anti-Israel a base de financiar anuncios de ataque contra ellos (o de apoyo a rivales pro-Israel que participaran en esas mismas primarias). Las campañas tuvieron mucho éxito para su intereses.
Algunas de las mayores aportaciones a esta Super PAC llegaban de megadonantes del Partido Republicano como el inversionista Paul Singer o Bernie Marcus (cofundador de Home Depot).
Por otro lado, el segundo lobby israelí más poderoso, J-Street, solo apoya a candidatos demócratas y apuesta por una solución diplomática y pacífica al conflicto palestino-israelí.
Por ejemplo, J-Street es muy crítico con el gobierno de Netanyahu y acciones como el traslado de la embajada a Jerusalén.
En general, en los últimos 14 ciclos electorales, las PAC pro-Israel superaron en gasto a las PAC pro-árabe en 40 a 1. En cifras: 62,7 millones de dólares de pro-Israel contra 1,6 millones pro-árabe.
☝️ Un apunte. Grupos como AIPAC no solo donan dinero de forma directa; también ponen en contacto a grupos pro-Israel más pequeños con políticos que defienden sus intereses. Por ejemplo, organizando un evento en apoyo a un candidato que después podrá recibir donaciones de grupos y personas que confían en el apoyo de AIPAC a ese candidato.
Más allá de Washington. La presión del lobby israelí tiene también otros ejes de acción que terminan influyendo en el día a día político de Estados Unidos.
A nivel intelectual y mediático, el papel de think tanks, columnistas y voceros afines ayuda a establecer narrativas pro-Israel en los medios.
Y a nivel social, el activismo pro-Israel en campus universitarios, en proyectos educativos o incluso en campañas de redes por parte de activistas genera mayores consensos pro-Israel.
El resultado puede apreciarse tanto en la casi total unanimidad política de Washington en favor de Israel, como en las opiniones generalmente favorables hacia Israel por parte de medios de comunicación y de la opinión pública.
Otros lobbies. Claro que ningún enfoque sería completo si no se tiene en cuenta el poder con el que cuentan la industria y el lobby armamentísticos en el día a día de la política estadounidense.
Durante décadas, Estados Unidos ha regado a Israel con paquetes de financiación militar que después volvían a la industria local en forma de órdenes de compra milmillonarias.
¿Cómo? Estados Unidos aprueba estos paquetes a través del Financiamiento Militar Extranjero que limita que Israel solo pueda gastar ese dinero en la industria armamentística estadounidense.
A través de ese mismo mecanismo, Estados Unidos también ha permitido que Israel invierta parte de ese gasto en la misma industria armamentística israelí para fortalecerla, algo que ha logrado con creces en las últimas décadas.
En conclusión, el panorama general estaba sembrado para que casi cualquier circunstancia favoreciera a Israel en Estados Unidos en el reinicio de sus hostilidades con Hamás.
Los cimientos sentados por el lobby explican por qué, pese a semanas de bombardeos constantes y miles de civiles asesinados en Gaza, las opiniones pública y política acerca de Israel apenas se han movido.
Y también, por qué las dinámicas pública y política en Estados Unidos son tan diferentes con respecto a las fisuras que se están empezando a ver en la Unión Europea.
El tiempo decidirá si Estados Unidos también puede sufrir fracturas en su consenso por-Israel conforme las imágenes que salen de la Franja de Gaza dan cuenta de la barbarie israelí.
🎬 Una recomendación
Con la colaboración de Filmin Por Emilio Doménech
El caso Sloane es una película estadounidense de 2016 dirigida por John Madden. Sigue la historia de una lobista de Washington D.C. que es contratada para liderar una campaña de apoyo a un proyecto legislativo sobre control de armas de fuego.
La protagonista Elizabeth Sloane está interpretada por Jessica Chastain, que fue nominada a los Globos de Oro por su interpretación.
No te voy a engañar. Creo que El caso Sloane es exactamente lo que cabe esperar de una película cínica sobre la política en D.C.: una panda de lobistas hijueputas lidiando con una panda de políticos hijueputas en la que se suelta mucho discurso grandilocuente un pelín vacío.
Y con intentos frecuentes y poco exitosos del guionista de marcarse un guion alla Aaron Sorkin.
¡Pero! También creo que El caso Sloane es una película trrrremendamente entretenida que sirve como ventana al poder de los lobbys en la política estadounidense.
Y que si te ha gustado otro filme de Chastain (y de Sorkin) como Molly’s Game o una serie como House of Cards, ¡esta película probablemente también te mole!
Ni qué decir que Chastain está al alto nivel que cabe esperar de ella. Además, está acompañada de un reparto de aúpa con Sam Waterston (¡que salía en The Newsroom de Sorkin!), Alison Pill (¡que también salía en The Newsroom!) y Michael Stuhlbarg (¡que salía en Steve Jobs, la que escribió Sorkin!).
Ahora en serio. Si nos has leído lo suficiente, podrás disfrutar de los intríngulis de la política y el lobismo estadounidenses en un contexto también top: la legislación sobre armas de fuego.
En otro orden de cosas, este miércoles abriré stream para seguir la última hora del conflicto entre Israel y Hamás, así como las novedades sobre las primarias republicanas a la presidencia en 2024.
Podrás seguir el directo a partir de las 19:00 CEST en mi Twitch.
A diferencia del catolicismo, los evangélicos basan la autoridad religiosa de forma exclusiva en la Biblia.
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